¿Beneficio económico o mayor competitividad? ¿Los capitales externos significarán el fin del rol social de los clubes? ¿Se puede consolidar una “zona gris”? Las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) tocan la fibra más íntima de los futboleros; despierta posturas y argumentos contrapuestos, que suscitan discusiones interminables. Para algunos, las SAD significan el fin del modelo societario; otros ven que esta figura permitiría un contrapeso frente al poderío económico de las grandes ligas. También debería incluir a quienes piensan que un sistema mixto sería la solución.

La aceptación de las SAD no es un debate novedoso dentro del fútbol argentino. Loma Negra de Olavarría fue uno de los primeros experimentos de empresa-club en 1982. Claro; la dueña de la cementa que lleva el mismo nombre, Amalia Lacroze de Fortabat, había decidido invertir dentro de la institución, aunque la experiencia no duró demasiado. Defensa y Justicia, asimismo, también recibió capitales de Excellens SA. El 20 de Julio de 1999 fue el día que marcó un precedente en el mundo directivo del fútbol argentino. Mauricio Macri, como presidente de Boca, propuso la inclusión de la nueva figura jurídica en una reunión del Comité Ejecutivo de AFA, aunque la medida fue rechazada por casi la totalidad de los clubes (38-1).

25 años después, el Gobierno de Javier Milei volvió a poner sobre la mesa la discusión sobre esta figura jurídica en el mundo deportivo. El Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023 y la resolución 15/2024 de la Inspección General de Justicia (IGJ) fueron los elementos que despertaron opiniones diversas de diferentes sectores. En concreto, la última medida de la IGJ habilitó a las Asociaciones Civiles a mutar a SAD a partir del 1 de noviembre. “Cuando se tratare de asociación civil que se transformare en sociedad comercial o resolviera ser socia de sociedades anónimas, voto de los dos tercios de los asociados”, establecen las normativas.

Pero, una vez más, AFA reiteró el rechazo por la medida y declaró la “inalterabilidad” del estatuto de la entidad madre del fútbol argentino. Sin embargo… ¿qué es lo concreto sobre la posible inclusión de esta nueva figura en Argentina?

¿Qué es una Sociedad Anónima Deportiva? ¿En qué difiere de la Asociaciones Civiles sin fines de lucro?

Las SAD son organizaciones orientadas a las ganancias y los beneficios de los accionistas, es decir, que el éxito deportivo pasa a un segundo lugar. Los clubes podrían ser adquiridos por dueños, que tendrían la posibilidad de atraer inversiones extranjeras o cotizar en bolsa para financiar sus actividades.

Según la página web oficial del gobierno argentino, las Asociaciones Civiles sin fines de lucro son sociedades privadas conformadas por un grupo de personas con un fin social, que no es contrario al “interés general” ni al “bien común”. Esta definición marca la principal diferencia con las SAD, que están orientadas al desarrollo económico.

Ambas son controladas por la Direcciones de Personas Jurídicas de cada provincia o, en el caso de Nación, por la Inspección General de Justicia.

En el caso de los clubes, se adopta un sistema societario donde cada afiliado contribuye con una cuota mensual y eligen a los directivos por medio de una votación. Cuando el socio deja de serlo o fallece, cesa su responsabilidad. Aquí yace una segunda diferencia, ya que en las SAD los accionistas toman decisiones según su participación accionaria.

¿Qué dice la resolución de la IGJ? ¿Compete en Tucumán?

La resolución 15/2024 de la IGJ establece que las instituciones deportivas están habilitadas a modificar el carácter de la persona jurídica, es decir, los clubes se transformen en SAD. Para hacerlo, los socios deberían aprobar con dos tercios de los votos de la asamblea el cambio de modalidad.

Sin embargo, la AFA aseguró que la medida no tiene vigencia debido a que sigue siendo un requisito esencial que sean Asociaciones Civiles. Para que tenga validez, el Comité Ejecutivo de la entidad debería dar el visto bueno para modificar la carta magna y darle lugar a esta nueva figura.

Al ser un organismo nacional, la medida de la IGJ solo regirá en el ámbito de CABA. Sin embargo, el legislador Ricardo Bussi presentó un proyecto para modificar el artículo 11 de la ley 8.367 y, de ese modo, que los clubes tucumanos puedan realizar dicha transición. “La Dirección de Personas Jurídicas entenderá en las sociedades que se generen entre asociaciones civiles y una sociedad anónima en los términos del artículo 30 de ley 19.550 y conforme lo reglado por la ley Nacional de Deportes 20.655, debiendo implementar los instrumentos administrativos correspondientes para la habilitación y registración de las Sociedades Anónimas Deportivas”, dice el artículo 2 del proyecto.

¿Las Sociedades Anónimas Deportivas son lo mismo que un gerenciamiento?

No. Un gerenciamiento es lograr una ganancia a corto plazo. El gerente se hace cargo del presupuesto a cambio de quedarse con los beneficios económicos que arroje la institución. Sí el negocio no es redituable, el inversor deja la institución. Las SAD, en tanto, trazan objetivos a largo plazo con límites establecidos según la legislación de cada país.

¿Cuáles serían los límites del modelo SAD en Argentina?

Por el momento, al no existir una legislación detallada, no hay límites claros sobre la implementación de la medida. De este modo, no se puede describir cuáles son las acciones que podrán o no realizar los dueños de los clubes-empresas: ¿Tendrán la potestad de vender el patrimonio del club como los terrenos del estadio o de los campos de entrenamiento? ¿Podrán cambiar los rasgos identitarios? ¿De dónde saldrán la procedencia de los capitales que ingresarán al club?

¿En qué países se implementaron las SAD y qué características tienen los modelos europeos?

En Sudamérica, el caso de Uruguay (las aprobó en 2001 por medio de la ley 17.292) se presenta como un paradigma. El 50% de los clubes de Primera y Segunda División optaron por esta figura. Los inversores pueden ser tanto personas físicas como jurídicas de carácter privado. Asimismo, los accionistas firman un convenio con los clubes por lo que se mantiene la estructura dirigencial.

En 2005, las SAD desembarcaron en Chile debido a que los clubes arrastraban diversos problemas económicos, financieros y fiscales. Así, los clubes pudieron conformar dos estilos de sociedades: abiertas y cerradas. Las primeras están bajo el control de una Superintendencia; mientras que las segundas se limitan a los cierres de balance. Sin embargo, el problema central del país trasandino es que se desconocen quiénes son los dueños. Bolivia, Brasil, Colombia y Perú son otros países sudamericanos que optaron por la medida.

En Europa, la mayoría de los clubes presenta la particularidad de que se dedican plenamente al fútbol, es decir, que no existe una función social en las instituciones. En 1981, Italia autorizó la inclusión de las sociedades mercantiles, pero 15 años después permitió cotizar en bolsa y repartir las ganancias entre los inversores. España aprobó la SAD en 1990, aplicable para las entidades de Primera y Segunda División, aunque Real Madrid, Barcelona, Athletic de Bilbao y Osasuna mantienen el viejo status.

Alemania presenta el caso particular del 50+1, es decir, que los socios siguen siendo los dueños mayoritarios de los clubes. “La regla está diseñada para garantizar que los miembros del club conserven el control general, protegiendo a los clubes de la influencia de los inversores externos”, dice la página oficial de la Bundesliga. “En los casos en que una persona o compañía ha financiado sustancialmente un club por un período continuo de al menos 20 años existe la posibilidad de que dicho inversionista pueda acceder a contar con una participación mayoritaria en el club. Dos casos renombrados son el Bayer 04 Leverkusen y el VfL Wolfsburg, cuyos principales patrocinadores están atados a la mismísima historia de los clubes”, añade.

"No creo que los socios se autodestruyan"

Pablo Alabarces, sociólogo y ensayista argentino

La inclusión de las SAD significa el final de los clubes sociales y deportivos como los conocemos, porque solo tienen el objetivo de generar ganancias económicas. Esto provocará que se dejen de financiar las demás actividades porque no serían rentables. Está el ejemplo de lo que hizo (Mauricio) Macri con Boca, que descuidó el resto de las actividades.

También debe considerarse que sería la afluencia de capitales clandestinos. Eso se vio dominante en el fútbol europeo, en el que llegaron capitales negros del petróleo árabe o del mercado negro ruso o del narcotráfico. Es una idea totalmente fallida, porque la ganancia de los clubes de fútbol está limitada por las fuentes de dónde provienen.

Una es la venta de entradas, pero los estadios ya están llenos. La segunda fuente son los derechos televisivos y ya tienen un precio establecido en América Latina. No se van a volver más redituables solo por el hecho de que Manchester City o Chelsea inviertan en Racing. No es un cambio que va a hacer a los derechos del fútbol argentino más apetecibles.

La última es la venta de jugadores. Sí, es verdad que la situación es deficitaria, por lo que los futbolistas tienen que ser vendidos de manera muy prematura. Pero, la aparición de un capital externo no te permite que puedas bancar dos años más hasta que se valore más el jugador. La idea de que un capital externo eleva la tasa de ganancia es ridícula.

Creo que, en Argentina salvo situaciones excepcionales, los socios rechazarían por una amplísima mayoría una modificación al estatuto. Eso tiene que ver con la cultura del fútbol argentino. Estamos muy orgullosos del modelo societario. Más que nada por la idea de que sin capitales extraños, los clubes se sostengan y genera ese sentimiento.

Todo hincha no quiere que su club fracase y se vaya al descenso por eso es que pasa que muchos votan presidentes estrambóticos. Pero, no creo que eso alcance para que los socios se autodestruyan.

Las alianzas con lo político son más viejas que el fútbol argentino. Cuando Independiente fue tomado por (Hugo) Moyano, empezó a publicitar sus empresas. ¿Eso es válido? Sí, porque lo que hizo fue vender publicidad. Eso está muy mal. Pero, no depende de la calidad jurídica del organismo, sino de la calidad moral del dirigente.

Lo que cambió en todo el país es la proveniencia de los dirigentes. Antes venían de las clases medias del territorio de dónde era el club, es decir, no iba a aparecer un dirigente en San Martín o Atlético que no sea de San Miguel de Tucumán; no iba a aparecer un cordobés que sea presidente de los clubes tucumanos. Pero, ahora empezaron a aparecer los presidentes extraterritoriales.